sábado, 23 de julio de 2011

Frank: Siete meses después

Muchas cosas han pasado desde la última vez que subí una entrada en mi algo empolvado blog. Primero, ya no tengo los diecisiete que solía tener, ahora tengo los asquerosos dieciocho, junto con una asquerosa foto en mi identificación de mayor de edad. Bueno, y eso es todo. Parece que al final, no son muchas cosas las que han cambiado.
Pero muchas cosas siguen siendo las mismas: Aun me duele el cuerpo a diario y a toda hora, en especial las piernas, y vaya que me duelen mucho las malditas; aun tengo cuerpo de un desnutrido tuberculoso raquítico, a pesar de que como mas comida chatarra que toda mi clase junta, y sin embargo estando en un estado más saludable que el de mi hermana (no lo digo yo, lo dicen los resultados de nuestros análisis); aun me quedo hasta altas horas de la madrugada, rascándome lo que nos rascamos todos, viendo televisión y escuchando canciones que harán que lloré como jamás lloraría en frente de la gente, probándome la ropa que usaré al día siguiente y cantando frente al espejo como el tarado que he sido y seguiré siendo.
Me gusta mi vida. Ayer tomé mucho ron y estuve ebrio, pero me divertí. Hoy es el cumpleaños de mi hermana. Y mientras escribo esto recuerdo que empecé este blog un julio como este, hace un año. Recuerdo que subía entradas como loco, no tomando importancia a la ortografía o a la redacción, solo prestando atención a que este pasándola bien.
Quiero prometerme que subiré mas entradas a mi blog, ya que aquí es donde por primera vez empecé a explayarme sin importar si lo llegaba a leer mi mamá o mi papá o mis amigos o quien sea, pero no puedo pactar esa promesa por el hecho de que mis promesas son como yo, nada firmes. Solo espero que mi gusto por la escritura y mi pasión por perder el tiempo no permitan que deje en el olvido una vez más este querido espacio mío.