domingo, 22 de abril de 2012

11 y treinta


Desde que mi madre sabe que me gustan los chicos las cosas han sido mejores. Es increíble, pero el adiós a la presión ha hecho que hasta mis notas en la universidad sean mejores que nunca. No me interesa que los demás lo sepan porque si es que aquella persona que me trajo al mundo vive en paz con eso, pues al demonio los demás.
El tatuaje que llevo en el pecho, no se me puso haber ocurrido otro mejor. Es que el signo matemático de igualdad es aquel que es más universal. Pude haberme escrito “igualdad”, “equality” o “égalité”, o alguna letra china o lo que sea, pero los idiomas cambian por países. El signo más básico, es aquel que todos pueden entender, porque es uno de los signos que todos vemos desde pequeños, y que nunca cambia de significado, sea cual sea el lugar en el que uno este.
A veces es duro. No me refiero a ser gay. De por si la vida es dura para todos, pueden preguntarle a muchos de sus amigos, héteros y lo que sea. Ser valiente es duro, difícil, pero vale todo el esfuerzo. Te da amigos sinceros, y tardes divertidas y paz.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Testamento.



Aquellas personas que estoy a punto de nombrar son aquellas que significan más para mí, o que han dejado una huella muy importante en mi vida y en lo que soy en el momento que escribo esto. Jamás terminaré de agradecer a todos los que me hablaron o aconsejaron o apoyaron mientras estuve en este mundo, incluso después de muerto los seguiré recordando y queriendo, e incluso después de muerto estaré agradecido (Olviden lo de la muerte, creo que este testamento es más un pretexto para decir lo que tenga que decir)

No puedo comenzar esto sin nombrar a mi hermana. Claudia Julca, tú eres y serás la persona que más he querido. Eres la hermana más imperfecta que pueda existir. Eres molestosa, eres espontánea, eres ocurrente y tienes aquello que yo jamás tendré, piel clara. Me has humillado frente a amigos y personas diversas durante años, y a pesar de eso eres aquella de la que estoy más orgulloso, aquella con la que tengo las más bellas memorias de mi vida, aquella que me ha ayudado incluso cuando no supo que me ayudó. A ti te dejo todos los bienes que tenga, excluyendo los que estén a punto de ser nombrados en los siguientes párrafos, esos pertenecerán a los que se indiquen.

A mis padres, doña Doris y don Francisco, a ustedes no les puedo dejar nada porque los regalos no se devuelven, y ustedes son aquellos que me han regalado todas y cada una de las cosas que tengo sin pedir nada a cambio (salvo buenas notas y buen comportamiento). Los quiero, no se los digo siempre, pero cuando pienso en ustedes no puedo pensar en otra cosa que no sea orgullo.

A Brian Castro, mi hermano que en realidad es medio hermano pero que odio llamar así y que prefiero llamar hermano porque lo quiero como tal. A ti no te dejo nada aun, porque eres demasiado pequeño y no me recordarás. Te dejaré algo cuando renueve el testamento, que es cada año.

Y ahí acaba la lista de familiares. Ustedes son mi única familia. Comienzan los amigos.

A las hermanas Aguilar Cabel, Carolyn y Lalleska. A una ya no le hablo, pero hemos vivido tanto que es imposible no mencionarla. La otra me ha ayudado tanto que serio no prudente no mencionarla. A ustedes y a toda su familia que siempre me trato como un miembro más, a ustedes les dejo todos los momentos vividos, quisiera dejarles más pero todo lo gasté en las frejoladas tan deliciosas que la señora Clara preparaba.

A Raid Pimentel. Mi mejor amigo, te veo mas poco de lo que me gustaría, y sin embargo cuando estoy contigo es cuando vuelvo a ser aquel Frank que fui cuando te conocí, el que usaba esa gorrita, ¿recuerdas? Te dejo los lentes que te presté y que hasta ahora no me devuelves, sé que es poco, pero no puedes descontar todas aquellas veces que fuimos al cine. Tú me has mostrado que es bueno es uno mismo, y por eso te quiero. Gracias.

A Claudia Erazo le dejo las agarradas de teta, los peñiscos y toda la diversión que hemos tenido. ¿Algo material? La pulsera que te quité, y que siempre uso, además de los discos de Rihanna que están en la primera gaveta de mi mesa de noche. A Fabiola Gutierrez y a Hilary Chang les dejo también las agarradas y palpadas de teta, y además los secretos que ellas ya saben. Escucharon lo que tuve que decir y lo hicieron sin soltar un comentario negativo, las quiero y siempre las querré por eso. A Giuliana le dejo el Appleton pues, el que tengo escondido en mi cuarto para alguna emergencia que requiera de cura etílica. Te quiero Giuli, a pesar que creas que me distancio, simplemente trato de probarme cosas, lo siento si alguna vez hice creer que esos problemas tenían que ver con ustedes. Las quiero a todas, son la definición de genial.

A Franco Alarcón. Retomamos contacto después de siglos, y sin embargo siento que la amistad que alguna vez tuvimos nunca desfalleció. A ti te dejo lo que me has pedido que te deje, convenido de miércoles, el Blackberry y también el Ipod, con la condición que no se borre ninguna de las canciones ya existentes. Eres un éxito, “flaco”. Sabes a lo que me refiero.

A Dado Barría. Te quiero pero no te dejo nada, hijito, debes aprender a ser maduro. Admitámoslo, tampoco me dejarías nada, paras misio. A Pedro si le dejo los libros de francés, y también todos los libros de idiomas que tengo, que no son muchos pero que significan un montón para mí, esperando a que los lea y que pueda ingresar a la Católica.

A Brian Segura. Te dejo el numero que me estuviste pidiendo por tanto tiempo, a pesar que se que ya lo conseguiste. Tu causa es noble pero tu método es estúpido. Te ayudaría, pero en el momento en que estoy escribiendo esto estás enojado conmigo, y yo ni sé por qué. Admiro tu constancia, en serio lo hago. Gracias por tratar de ser un buen amigo.

A los chicos del conocido gremio de “La Mafia”. A ustedes no les dejo nada, sería injusto ya que ustedes todo lo consiguen gratis, si saben a lo que me refiero.

A Mercedes Ramos. Tus sermones solo prueban que te importo. Eres una hermana. Te dejo las novelas que tengo, y además el libro de Osho que alguna vez me regalaste, regalarme un libro también muestra cuento te importo. A Shaila Salviz, solo quiero recordar los buenos momentos, al igual que Meche, todo lo que me has dicho lo has dicho de corazón y con el deseo de ayudar.

A Melissa Sosa. Haber estado a tu lado siempre ha sido una suerte, me has hecho reír con tus ocurrencias como no lo hago con nadie, y ni te esfuerzas, ¿cómo es que lo haces? Te dejaría el Blackberry pero ya se lo deje a otra persona. Te dejo mis créditos de la universidad pues, son un buen regalo, en especial porque me costaron mucho. Espero te sirvan (es broma, se que no te servirán porque no son transferibles)

A mi promoción. Dios, mi promoción, les dejo al Frank que fui pero que ya no soy. Esos no fueron los mejores años de mi vida, pero vaya que con ustedes las cosas fueron buenas. Le deseo a cada uno de ustedes lo mejor, a pesar que algunos de ustedes no me lo desearían a mí.

A los chicos de la alianza francesa. Tengo que mencionar que no los conozco por mucho tiempo, así que creerán que soy un ridículo por hacer una cosa tan ocurrente como un testamento. Pero esto es lo que soy, escribo hasta lo que no tengo que, así que no me juzguen. Les dejo los tweets, supongo (eso va para 
Andrea y Marisol) y también las conversaciones filosofales que se realizaron en la poste. Son lo máximo, chicos.

A los chicos de la página les dejo la página en sí. Aprovechen, ya no tendrán a ese administrador estrella súper quejumbroso que los obligue a publicar cosas, ahora la pagina será toda suya.
A los lectores de mis fanfics. A ustedes les dejo mi escritura mediocre. Nunca, nunca terminaré de agradecer a todos aquellos que comentaron mis historias, incluso cuando no tenían que hacerlo, incluso cuando no me conocen y probablemente no me conocerán, se toman su tiempo y dejan un comentario. Valen oro, simplemente eso.

A los amigos que no estoy mencionando, no me maten, si me conocen significa que saben acerca de mi amnesia imaginaria, o sea de la habilidad (me gusta considerarlo una habilidad) con la que olvido las cosas.

Todo lo escribí con mis facultades neuronales y sensoriales en completo estado saludable, lo juro, ni una gota de alcohol. Soy un dramático empedernido, eso lo saben, pero, ¿porque siempre la palabra dramático se tiene que asociar con algo malo? Al escribir este testamento estoy siéndolo, pero gracias a eso estoy siendo capaz de decir cosas que no digo muy a menudo.

Gracias por haber leído. Hasta la otra vida.

Frank.

sábado, 23 de julio de 2011

Frank: Siete meses después

Muchas cosas han pasado desde la última vez que subí una entrada en mi algo empolvado blog. Primero, ya no tengo los diecisiete que solía tener, ahora tengo los asquerosos dieciocho, junto con una asquerosa foto en mi identificación de mayor de edad. Bueno, y eso es todo. Parece que al final, no son muchas cosas las que han cambiado.
Pero muchas cosas siguen siendo las mismas: Aun me duele el cuerpo a diario y a toda hora, en especial las piernas, y vaya que me duelen mucho las malditas; aun tengo cuerpo de un desnutrido tuberculoso raquítico, a pesar de que como mas comida chatarra que toda mi clase junta, y sin embargo estando en un estado más saludable que el de mi hermana (no lo digo yo, lo dicen los resultados de nuestros análisis); aun me quedo hasta altas horas de la madrugada, rascándome lo que nos rascamos todos, viendo televisión y escuchando canciones que harán que lloré como jamás lloraría en frente de la gente, probándome la ropa que usaré al día siguiente y cantando frente al espejo como el tarado que he sido y seguiré siendo.
Me gusta mi vida. Ayer tomé mucho ron y estuve ebrio, pero me divertí. Hoy es el cumpleaños de mi hermana. Y mientras escribo esto recuerdo que empecé este blog un julio como este, hace un año. Recuerdo que subía entradas como loco, no tomando importancia a la ortografía o a la redacción, solo prestando atención a que este pasándola bien.
Quiero prometerme que subiré mas entradas a mi blog, ya que aquí es donde por primera vez empecé a explayarme sin importar si lo llegaba a leer mi mamá o mi papá o mis amigos o quien sea, pero no puedo pactar esa promesa por el hecho de que mis promesas son como yo, nada firmes. Solo espero que mi gusto por la escritura y mi pasión por perder el tiempo no permitan que deje en el olvido una vez más este querido espacio mío.

jueves, 23 de diciembre de 2010

!Feliz navidad!


Espero, a los pocos que están leyendo, que la pasen genial, en unión con su familia, que reciban muchos regalos (de eso se trata la navidad) y además que coman mucho pavito. Estaré en el norte, con mi madre y mis hermanos, tratando de divertirme, asi que mi único consejo es que hagan lo mismo, sonrían y disfruten, lloren si quieren, ríanse de las caras de la gente, y de las suyas también, porque lo único cierto es que el sentido de la vida es que todos seamos felices. Gracias por todo a todos mis amigos, a mis enemigos (que, gracias a Dios, son pocos), por darle sabor a mi vida, por hacerla agridulce, pero interesante.

¡Feliz Navidad! ¡Feliz año nuevo! ¡Feliz todo!

sábado, 27 de noviembre de 2010

¡TE LO REGALO!


Todos los días compro mi periódico de setenta céntimos en la esquina de donde tomo el bus. Se ha vuelto una costumbre, una cotidianidad mas, tanto como cepillarse o comer (No digo bañarme, porque no tomo ducha a diario). Nunca lo termino de leer, a veces ni siquiera empiezo, solo lo pongo en mi mochila-bolso-cartera y se queda olvidado hasta el día siguiente. Lo compro, más que una necesidad por informarme, como un compromiso, una prueba a los demás de que soy un chico al día en las noticias (a pesar de que cuando me preguntan sobre estas no sé ni mierda).
El martes fue diferente, me iba al instituto, un día cualquiera, y por primera vez había olvidado guardar el maldito periódico en mi bolso y lo llevaba en la mano, mostrando la cara principal de este. Gran Error. Odio que gente que no conozco empiece a hablarme en la calle. A mi costado se sentó un anciano, un viejo que, de alguna forma, me recordó a mi abuelo ya muerto. Miró mi periódico, desde hace rato ya estaba que lo ojeaba, y yo no hice nada en contra de esto. Otro Gran Error. Me dice que si se lo puedo prestar un momento, no hay problema, estiro la mano y se lo doy. Ahí es donde empieza mi sufrimiento.
El abuelito mira la primera plana y se mortifica. Empieza a decirme que como era eso posible, que un padre de la patria, uno de nuestros ministros, haya estado jalando plata de otra institución estatal. Solo le digo un ‘’lo sé, es el colmo’’, pero sin sentirlo, porque al ser peruano, uno ya está acostumbrado a eso, al robo, a la corrupción de la asquerosidad que llaman política. El anciano abre el periódico, y mientras pasa pagina por página, leyendo todos los artículos periodísticos, me los comenta y me los lee, como si yo fuera alguna clase de analfabeta o un idiota que no es capaz de leer por sí solo. Asiento con la cabeza o digo un ‘’si’’ de forma claramente incomoda de vez en cuando. El abuelo no entendió la indirecta, que no quería que me leyera el puto diario, que yo ya lo había leído (o al menos ojeado) y que no era necesario. Seguía y seguía. No solo yo, la gente a mi alrededor tenía una clara expresión de incomodidad. Fueron treinta minutos, mientras el continuaba con su monologo, ya que me canse de asentir y mirarlo, y dirigí mi vista hacia la ventana.
Al fin. No, no guardo silencio, había llegado a mi paradero. Le pido permiso al abuelo para que pueda bajar. Cierra el periódico y me dice que gracias por prestárselo. ‘’Quédeselo, ya lo termine de leer’’, le digo con una sonrisa afable, y sobre todo sincera, estaba aliviado de que no lo escucharía mas, quizás no lo vuelva a ver nunca más en mi vida. Además era cierto, ya lo había terminado de leer, o mejor dicho, el lo había leído por mí. ‘’Muchas Gracias’’, me dice, mostrando dientes que obviamente no eran suyos, era una dentadura. Baje del bus riéndome de mi mismo y de mi suerte, mientras miradas se dirigían a mí por mis estruendosas y solitarias carcajadas. En mi mente pasaban pensamientos locos, como que el viejito seguiría leyendo el diario que le regalé y al mismo tiempo atormentando a la gente a su alrededor.